domingo, 2 de junio de 2013

SEMANA DEL 3 AL 7 DE JUNIO

ORGANIZADOR SEMANAL

MARTES 4 DE JUNIO: VISITAMOS EL PLANETARIO
NO OLVIDES LA AUTORIZACIÓN


MIÉRCOLES 5 DE JUNIO: Realiza un informe sobre la visita al planetario. Complementa la información ayudándote con el libro de CIENCIAS NATURALES

JUEVES 6 DE JUNIO: Lee las siguientes anécdotas y escribe en letra cursiva, dejando renglón por medio la de: Palomas en paracaídas. Separa las oraciones y subraya verbos.


ANÉCDOTAS Y CÓMIC DE LA PRIMER GUERRA MUNDIAL



Palomas en paracaídas:

En la Primera Guerra Mundial hicieron aparición muchos avances técnicos y tecnológicos pero también seguían presentes cuestiones del pasado. Por ejemplo, más de 500.000 palomas fueron utilizadas para enviar mensajes. Especialmente por parte de los espías, que de este modo hacían llegar sus averiguaciones desde las zonas ocupadas por el enemigo. Como ustedes sabrán, las palomas son capaces de volver a “casa” desde distancias enormes gracias a un sentido de la orientación admirable. Pero el problema se presenta en cómo hacer llegar las palomas a los agentes o espías que estaban en territorio ocupado.

Para hacer esto se convenían previamente unas zonas de entrega. En estas zonas, a la hora convenida, se dejaban caer las palomas con un paracaídas y sujetas al mismo de tal forma que no pudieran volar. Los agentes agarraban las palomas, las cuidaban hasta que fueran a utilizarlas y luego… ¡a volar!


Aparte de las palomas también fue importante el adiestramiento de los perros, eran tan importantes como los mismos soldados. Fueron una gran ayuda para los ejércitos combatientes de la Primera Guerra Mundial y todas las que le sucedieron.
Ya que podían desempeñar varias misiones, las razas utilizadas como mensajeros fueron muchas, pero los Terrier Airedale, los perros pastores, los Lurcher y los Collies fueron los predilectos.
Los perros se tuvieron que acostumbrar a los sonidos de la guerra: al silbido de los obuses, los camiones, etc.
Algunos de estos perros fueron condecorados por sus acciones.

CAMELLOS EN UN SUBMARINO ALEMÁN
Di con una curiosa historia que “implicaba” al submarino alemán UB-50 comandado por un tal capitán Heinrich Kukat. Este submarino fue el encargado de suministrar armas a los rebeldes a través de las costas de Libia. Pues “fruto” de esta colaboración a mediados de 1916 recibió en pago/agradecimiento por su trabajo a dos camellos jóvenes a los cuales transportó en las bodegas de su submarino a través del Mediterráneo!!! Cuesta creer que en los primitivos submarinos hubiese espacio para dos animales de este tamaño pero así pasó. Los camellos fueron desembarcados en el estratégico puerto austriaco de Pola, donde se convirtieron en la atracción del zoológico local. Puede ser posible transportar dos camellos en un submarino?!






Pánico sobre el canal


Volviendo sobre la Batalla de Inglaterra, llegó un momento en que los pilotos alemanes comenzaron a perder la ilusión, la moral y las esperanzas. Los pilotos volaban nerviosos y volvían al continente en cuanto podían, temiendo que en cualquier momento llegará su hora.
El número de bajas en algunas unidades alcanzó el 25%. Todos esperaban días de mal tiempo para poder tomarse un descanso en las misiones. Empezaron a aparecer supersticiones. Algunos pilotos se negaban a ser fotografiados, recordando que en la Primera Guerra Mundial, Von Richthofen, el Barón Rojo, había muerto minutos después de que le sacaran una foto. La paranoia llegaba a tales niveles, que no era raro ver pilotos aterrizando con los extremos de las hélices torcidos por haber tocado el agua en el Canal de la Mancha. El miedo a ser detectados por el radar y a que les atacaran, les hacía volar sumamente bajo.



UNA NOCHE DE NAVIDAD EN LAS TRINCHERAS 

Por alguna razón desconocida hasta ahora, la victoria más grande que obtuvo el hombre en la Primera Guerra Mundial ha sido sistemáticamente silenciada por la historia.

Ocurrió en la Navidad de 1914. Esa noche un espíritu de paz y fraternidad prendió en forma espontánea e incontenible entre los soldados que, abandonando sus armas, corrieron a abrazarse en medio del campo de batalla.

Entonces se había iniciado ya una de las peores pesadillas del siglo: “la guerra de trincheras”. Después de las grandes batallas que se libraron durante los dos meses iniciales de la guerra, el frente se estancó en un terrible empate. Los enemigos se situaron en posiciones defensivas casi inamovibles y la guerra que tradicionalmente había sido una operación de maniobras y movimientos se petrificó, dando lugar a una contienda de desgaste, a un desangramiento lentísimo. En esas circunstancias la guerra iba a ser ganada por las naciones o alianzas que tuvieran mayor capacidad para seguir enviando víctimas frescas, nueva carne de cañón a las trincheras.

Desde el Canal de la Mancha hasta la frontera franco-suiza, se extendían frente a frente las trincheras enemigas de primera y de segunda línea. Allí en pocas horas los cadáveres se acumulaban hasta alcanzar alturas de un metro y más. Los soldados vivían el interminable calvario de las heladas, el barro, las inundaciones, los piojos, las infecciones y el hambre. A todo eso se agregaban los bombardeos, los asaltos y más tarde los ataques con lanzallamas y gases tóxicos que reventaban los pulmones y los ojos.

“Las trincheras se excavaban con todos los medios aprovechables —recordaba un capitán francés de infantería—. Se queda uno estupefacto cuando se traslada retrospectivamente a esos fosos apenas suficiente para guarecer a un hombre de pie, con troneras por las cuales con dificultad lograba asomarse la cabeza... Fue ése un verdadero período de retomo a la choza primitiva. Los hombres, acostados unos contra otros encima de un poco de heno, se daban calor mutuamente...”

“La alambrada de púas es la obsesión del soldado de infantería —anotaba en una carta un combatiente anónimo—. Toda su audacia, su valor se anulan en cuanto tropieza en el asalto con una red a medio destruir. Sabe que si se engancha en las mallas enredadas, los hilos de la red lo mutilarán y allí quedará aprisionado para sufrir una lenta agonía”.

Sin embargo, en medio de ese infierno, se originó un suceso que ayuda a mantener viva la confianza en el hombre.

La noche de Navidad de 1914 hubo una luna esplendorosa en diversos lugares del frente occidental. La tierra estaba helada y blanca y una calma inusual se extendió a lo largo de las excavaciones y de las alambradas. 

De pronto los ingleses advirtieron que varias luces comenzaban a encenderse en las líneas enemigas. Al principio no se explicaron lo que ocurría. Después, alguien se dio cuenta de que al otro lado de la “tierra de nadie”, una franja de cerca de 50 metros que separaba las trincheras, los alemanes estaban preparando arbolitos de pascua. 

Cerca de las 12 se escucharon coros entonando la tradicional canción navideña: “Noche de paz, noche de amor...”, y otros villancicos.

Cada vez que los alemanes concluían una canción, sus enemigos ingleses los aplaudían. Los británicos, entusiasmados con la celebración, improvisaron sus propios coros y así la casi cinco meses de guerra, no se escucharon disparos en el mundo.

Como se ha dicho, el suceso fue y sigue siendo olvidado. Los informes oficiales hablan de una tregua espontánea o se limitan a reproducir la fórmula de “sin novedad en el frente”. 

Los textos de historia no mencionan el asunto y sólo se ha dado cuenta de él en artículos aislados de publicaciones pacificistas y en revistas como las Se1ecciones del Reader’s Digest.

Cuando los altos mandos militares se enteraron de lo que realmente había sucedido, dispusieron serias medidas para evitar que se siguiera propagando esa epidemia de fraternidad. La publicidad de guerra de ambos bandos había pintado al enemigo como un conjunto de monstruos capaces de las peores atrocidades. Si seguían dándose la mano los unos con los otros, iban a comprobar que eran buenas personas y eso resultaba peligroso para los grandes poderes que provocaron y que mantenían el conflicto.



El 24 de octubre de 1916, 10.000 hombres de la Entente murieron intentando reconquistar el fuerte de Douaumont, en Verdún, una importante posición estratégica. Algunos meses atrás, el mismo fuerte habia sido conquistado por un solitario sargento alemán, que entró en él y lo encontró prácticamente desierto.



Luego de haber sobrevivido al infernal fuego de las trincheras durante la I Guerra Mundial, un mono sudafricano que era la mascota de la tropa fue condecorado con una medalla y ascendido al grado de cabo.

VIERNES 7  DE JUNIO: 
REALIZA UN HISTOGRAMA Y EL POLÍGONO DE FRECUENCIA SOBRE LOS DATOS DEL SIGUIENTE INFORME:


Uno de los datos más impactantes de la primera Guerra Mundial es los porcentajes de muertos respecto al total de movilizados. A pesar que los países principales de la guerra fueron, Alemania, Austria-Hungria, Rusia, Francia y el Imperio Británico, éstos tuvieron porcentajes de muertos de entre el 10% y el 16%,(10,2% en el Imperio Britanico, 14,2% en Rusia, 15,4% en el Imperio Austro-Hungaro y 16,1% en Alemania y en Francia), pero países que estuvieron en un segundo plano en la guerra, tuvieron hasta el 44,8% de muertos como es el caso de Rumania.


PROPAGANDA BÉLICA OBSERVA E INTERPRETA
 
 















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PRIMER GUERRA MUNDIAL


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